Bofetada a la socialdemocracia

La bofetada que un repartidor le propinó al youtuber Mr. Gran Bomba es una bofetada a la concepción socialdemócrata de la sociedad.

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De todos los comentarios y reflexiones que he leído, a nivel periodístico y tertuliano, sobre la agresión creo que la más interesante es la que plantea el periodista que escribió la noticia, el pasado 12/12/2016, “Agresión a MrGranBomba ¿acaso el repartidor no se merece también una bofetada?

El periodista tiene miedo de los miles de tuits, comentarios… a favor del repartidor. Los califica de borreguismo, centrando toda su argumentación en la actitud violenta del repartidor. Esta argumentación del periodista es el reflejo de la concepción neoliberal imperante en la actualidad. Una concepción en la que la socialdemocracia ha caído como una mosca en una tela de araña en la medida que, como más se intenta explicar, más se va enmarañando el discurso. Una concepción basada en el hecho de centrarse en el individuo como un ser aislado, sin pertenencia a ningún colectivo ni clase social (concepto que a la socialdemocracia le produce urticaria), que es responsable únicamente de sus actos sin tener en cuenta sus circunstancias, tal y como escribía Ortega y Gasset, y que puede hacer en su vida lo que se proponga porque “si quieres, puedes”…

¿Y cuáles son esas circunstancias? Pues seguramente todas aquellas que la socialdemocracia de la Tercera Vía acabó despreciando por rancias y por centrarse más en las minorías y la mujer: el hombre blanco trabajador del sistema productivo, el obrero de toda la vida que nos pensamos que ya no existe porque, en el imaginario colectivo, trabajar significa estarse sentado 8 horas frente a un ordenador.

El miedo no es el borreguismo violento que demuestran los partidarios del repartidor. La cuestión radica en plantearse cuales hubiesen sido las reacciones si, en vez de llamar a un trabajador “cara anchoa”, hubiese llamado “chocolate” o “bombón” a un negro, “mariposilla” a un homosexual o “chochete” a una mujer, todas ellas palabras cómicas según la clasificación que el youtuber hace de los insultos ¿no? Me parece que todos conocemos cuál hubiese sido la escandalizada respuesta de esa socialdemocracia que tiene miedo de la bofetada.

Ahondando en la negación del marxismo por parte de la socialdemocracia, la bofetada ha triunfado justamente por eso. Porque ha acabado siendo vista como una reivindicación del orgullo herido de la clase trabajadora frente a una economía que no produce nada, que no supone ningún esfuerzo pero en la que se obtienen muchos beneficios. La bofetada se ha convertido en un símbolo del hartazgo de la clase trabajadora, un “ya está bien” de los trabajadores que se levantan pronto cada día, que han tenido que hacer sacrificios, aceptando retrocesos en materia de derechos laborales, durante la crisis para no perder su puesto de trabajo frente a unos “niñatos que ganan mogollón de pasta por hacer el gilipollas en internet”. ¿Y la socialdemocracia de parte de quien se ha posicionado? Sorprendentemente, de parte del youtuber.

Parece como si a la socialdemocracia le diese pereza todo lo que suena a obrero porque no es globalizante ni posmoderno, como si la famosa sentencia con la que Marx finaliza El Manifiesto Comunista “proletarios de todos los países uníos” no fuera uno de los mejores lemas que resume lo que es la globalización. Y este error estratégico lo están pagando con creces todos los partidos socialdemócratas occidentales. ¿Por qué? Pues porque, para desgracia de Occidente, quien se está aprovechando de este error es la extrema derecha, que va ganando adeptos elección tras elección. Mientras que la socialdemocracia, envuelta en las cadenas censoras del lenguaje políticamente correcto, ensalza las bondades de los autónomos y emprendedores como los nuevos héroes y motores de la economía del siglo XXI; Nigel Farage ha hecho creer a los ingleses que, con el Brexit, el Reino Unido volverá a ser la Comarca que Tolkien ideó para los hobbits en El Señor de los Anillos, Donald Trump quiere volver a la sociedad pre Guerra del Vietnam y Marine Le Pen sueña con que todos los franceses recuperen la definición de lo que es ser galo, que Astérix y Obélix explican a los indios en el cómic La Gran Travesía.

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Se podrá criticar que todas estas argumentaciones no son sino una ristra de tópicos que no se corresponden con la realidad, que la globalización es imparable y beneficiosa, que son la extrema derecha… Pero estos discursos están calando en los ciudadanos porque la socialdemocracia no ha sabido idear ni concebir una alternativa real de gobierno a la Derecha que sea asumida por los ciudadanos, trabajadores o no, que llevan sufriendo la crisis desde el 2007.

Al fin y al cabo, si Teruel existe, también existe el hombre blanco trabajador cuyo valor y trabajo merece ser valorado y reconocido por toda la sociedad.

Claro que también existe otra explicación a la reacción del repartidor. Igual es mejor dejarse de tanta paja mental y aceptar una explicación más simple de la bofetada: el tono con el que responde el repartidor a la pregunta inicial del youtuber hace entrever que el horno no está para bollos y que ese no es el mejor día para gastarle una broma. Que simplemente ha sido una versión cañí de esa película titulada Un día de furia y protagonizada por Michael Douglas.

Que cada cual escoja la explicación que crea más ajustada a la realidad.

1 Comments

  1. Hola,
    Si te tocan la moral, hay gente que suelta un cachete, así de fácil. Cada uno se hace respetar como sabe o puede, pero que te venga un niñato desconocido y te falte al respeto, es para cabrearse.
    No veo que ni uno de los dos, sea capaz de entender tan liante texto, donde las metáforas y citas se mezclan como logaritmos e integrales, necesitando al CNI para descifrar el texto….Escribiendo más sencillo, se llega a más gente.

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