
Cuando tienes un niño pequeño redescubres el barrio en el que vives. Hace tiempo oí en un telediario que, en Barcelona, los “grafiteros” habían llegado a un acuerdo con los propietarios de pequeños negocios y comercios para que no ensuciaran sus persianas con garabatos sino que, partiendo de los productos que se venden en el negocio, los artistas pintaran un cuadro según su estilo.
Paseando con mi familia por el barrio de Gracia he descubierto estos lienzos metálicos que humanizan la racionalidad de un negocio a través del arte. Estas imágenes ilustraron uno de esos paseos por el barrio.