Mañana, domingo 22 de marzo de 2015, se celebrarán elecciones al Parlamento Andaluz. Debido a la irrupción de los dos nuevos partidos políticos Podemos y Ciutadans**, que disputan a nivel mediático la hegemonía electoral de PP y PSOE, hay más incertidumbre que nunca sobre los resultados electorales de todas las fuerzas políticas que se presentan. Cosa positiva teniendo en cuenta que, una vez más, se demostrará que la acción humana nunca se puede determinar a partir de las matemáticas y demás ciencias puras, tal y como denunciaba Elvira Lindo en su última columna, del pasado 15 de marzo, “El Gen Rajoy”.
El lunes veremos si me equivoco pero dudo mucho que los resultados electorales de mañana se acerquen a la distribución de escaños que vaticina el CIS. ¿Cómo es posible que la pérdida de 3 escaños del PSOE y la pérdida de 7 escaños de IU se traduzca en el ascenso de Podemos como tercera fuerza política con 21 escaños? Es decir, resulta que la tapadera en España y, por ende, en la UE de las grandes potencias del nuevo eje del mal, con permiso del Estado Islámico, que son Venezuela e Irán obtendrá 11 escaños de los votantes que en las anteriores elecciones andaluzas de 2012 votaron al PP, esa derecha que representa al señorito andaluz que está afincado en Madrid y que sólo va a su tierra en verano para exhibirse por los Rocíos, Ferias y demás festejos retratados por la prensa sensacionalista. Sencillamente, no me cuadra.
El primer nivel se centraría en los ejes tradicionales de toda campaña electoral y que El País resume en la noticia “Los programas de los partidos”: el paro, con un preocupante y estructural 34%, la corrupción, la educación y sanidad, el Estado de Bienestar y la lucha contra el fraude fiscal.
El segundo nivel se centraría en aspectos más cercanos a la ciudadanía, que yo creo que muestran más la clave del voto a uno u otro partido que el primer y clásico nivel, y que se resume en la serie de artículos bajo el nombre de “1695 km por Andalucía”: la envidia sana de un pueblo manchego, limítrofe en Jaén, por pertenecer a Andalucía debido a sus servicios sociales, la decisión de la Iglesia para borrar todo signo islámico en la Mezquita de Córdoba, la preservación de Doñana en Huelva ante las amenazas a su ecosistema, las nuevas promesas de fortalecer el sistema productivo en los astilleros de Puerto Real en Cádiz, la nueva política cultural y turística de Málaga, centrada en los museos, para superar el tópico de “sol y playa”, los parques tecnológicos alrededor de la Universidad de Granada, la sensación de desprotección en Almería o la modernización urbana de Sevilla.
Y es, en este sentido, donde creo que el PSOE sigue teniendo en Andalucía, después del bache en las anteriores elecciones, más capacidad de respuesta debido a la larga trayectoria de gobierno, en sus aspectos positivos y negativos, desde los inicios de la democracia junto con IU como recordatorio constante de que, en el siglo XXI no sólo valen políticas socialdemócratas.
Es por eso que mañana habrá 5 partidos en el Parlamento Andaluz pero dudo mucho que con los escaños que se pronostican. Es más, me atrevo a aventurar que IU no perderá tanto, que Podemos no ganará tanto y que el PSOE ganará pero no por tanto. Lo que está claro es que el PSOE tendrá que hacer un tripartito si quiere gobernar en Andalucía otros 4 años (si Netanyahu se ha desdicho al día siguiente de la negación en la creación de un Estado Palestino ¿no lo va a hacer Susana Díaz con todo el carisma que se ha ganado, embarazo incluido?) En la derecha, al PP le costará caro haber promovido un partido como Ciutadans, que tampoco es tan de derechas, y que sí supone un aire fresco para los rancios herederos del franquismo después del experimento fallido de UPyD.
Mañana los andaluces dirán y, por suerte, son los únicos que acertarán. Suerte.
**De la misma manera que no me gusta que la TV3 traduzca el nombre de Podemos tampoco me gusta que se traduzca el nombre de Ciutadans, más que nada porque considero que tendría que ser un hecho de normalidad democrática respetar los nombres, respetando la lengua en la que fueron concebidos ya que en nuestra sacrosanta constitución todas las lenguas son oficiales.