Como cantaba aquella rumba, el bipartidismo “no estaba muerto, que estaba de parranda”, a tenor de los resultados del pasado 20D de los 2 grandes partidos (PP y PSOE) y sus respectivas marcas blancas (Ciudadanos y Podemos).
Periodísticamente, es muy cómodo comparar estos resultados electorales con los de las anteriores elecciones de 2011 y afirmar que la ciudadanía ya no quiere el bipartidismo, que éste ha llegado a su fin para no volver… pero si extendemos el análisis a las Elecciones Generales de 2008 observamos que no ha habido nuevos votantes que hayan votado nuevas opciones. En realidad, hay muy poco de nuevo en los resultados electorales.
A raíz de los resultados del 20D en mi opinión creo que ha habido dos grandes perdedores que necesitan hacer urgentemente un profundo ejercicio de autocrítica, bordeando a mí parecer la refundación misma del partido: Ciudadanos y el PSOE.
Ciudadanos es uno de los grandes perdedores de la contienda electoral porque no ha sido capaz de presentarse como la alternativa al PP, al que sólo le ha sustraído 2 millones de votos porque el resto de sufragios, hasta los 3,5 millones, los ha fagocitado de UPyD que ha desaparecido del sistema parlamentario, seguramente por su errónea política agresiva.
Estas elecciones son una demostración más que los casos de corrupción no penalizan con la misma intensidad al PP que al PSOE. Lo que es triste pero da para profundizar en una tesis de Ciencias Políticas y Sociología son los motivos por los que el votante del PP sigue asumiendo la corrupción de su partido más naturalmente que el votante del PSOE.
La mayoría de votantes del PP ha percibido que Ciudadanos no deja de ser una fotocopia del PP y, siguiendo las convicciones ideológicas de la Derecha en lo que se refiere a ser reacios al cambio, “si son parecidos ¿por qué tengo que cambiar? ¿Por una cara nueva?”
El otro perdedor de estas elecciones ha sido el PSOE, el cual ya no es el primer partido de la izquierda española sino que, posiblemente, sea el primer partido del centro político español. La ejecutiva federal del PSOE se ha obsesionado tanto con el centro y la institucionalización del partido que se ha olvidado de que era el partido de izquierdas español.
La crítica más fácil a Podemos es catalogar el nuevo partido de extrema izquierda pero ¿Quiénes han votado a Podemos? Los 5.189.333 de sufragios que ha obtenido Podemos son de votantes socialistas de izquierda que ya no se cree el actual discurso progresista del PSOE a partir de cual le falta muy poco para ser un mal reflejo del Partido Demócrata norteamericano. Es falso que el núcleo grueso de votantes de Podemos sean los indignados y demás ciudadanos que protagonizaron el 15M, más que nada porqué IU ha perdido 700.000 votos que, en las pasadas elecciones, venían del PSOE como castigo por su mala gestión de la crisis y, por tanto, ha perdido muy pocos electores con respecto a las Elecciones de 2008.
Por este motivo, creo que Podemos nunca será lo suficientemente consciente del precio que van a tener que pagar los ciudadanos de este país por haber fragmentado la izquierda. Esta fractura de la izquierda va a permitir que gobierne el PP otra legislatura, quedándonos con el único consuelo de que no lo va a hacer con mayoría absoluta. Los votos de una única candidatura de izquierdas hubiesen superado de largo los 159 escaños que han obtenido PSOE y Podemos. Este giro a la izquierda es uno de los deberes que los barones del PSOE tendrían que tomar nota, en vez de poner como línea roja infranqueable la defensa de la “sacro-santa” unidad territorial que tal y como decía Gemma Calvet en la tertulia del programa 8 al Dia del pasado 28/12/2015 “Pablo Iglesias fue a las Elecciones Generales con el gran riesgo adquirido de defender este cuestionamiento aparente de la unidad de España, reconociendo un referéndum vinculante para Catalunya y resulta que se han salido”.
Fijémonos si ha cambiado poco el sistema político español que el PSOE, para bien o para mal, sigue siendo el eje sobre el que giran todos los resultados electorales. El resto de partidos políticos no son, por si solos, capaces de ganar unas elecciones. Todo depende del comportamiento electoral de los votantes socialistas, de sus ganas de castigo o confianza al partido.