El libre comercio no ha sido ni es ni será el motor del progreso de la humanidad porque las empresas, principal motor de la economía capitalista, no son ONG’s.
Los empresarios, que son los propietarios de los medios de producción, no son Hermanitas de la Caridad ni lo serán nunca porque tal y como dijo Adam Smith “todo hombre, con tal que no viole las leyes de la justicia, debe quedar perfectamente libre para abrazar el medio que mejor le parezca para buscar su modo de vivir, y sus intereses; y que puedan salir sus producciones a competir con las de cualquier otro individuo”
Por eso no se entiende que toda la socialdemocracia occidental abrace ahora el libre comercio y la competencia para criticar a un hombre, Donald Trump, que sigue al pie de la letra la anterior frase de Adam Smith escrita en 1776, otra prueba de que la sociedad tampoco ha cambiado tanto, en su obra Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. ¿A qué vienen artículos como el del progresista Xavier Vidal-Folch el pasado 29/01/2017 titulado “Sin ágora no hay democracia” elogiando a Adam Smith cuándo escribe “la industria buscará por si misma el empleo más ventajoso para el capital”?
Alguien dijo: “Cada decisión en materia de comercio, impuestos, inmigración o relaciones internacionales se tomará para beneficiar a los trabajadores”. Efectivamente, el verdadero motor del progreso de la Humanidad ha sido el Estado de Bienestar. Ningún otro sistema ha sido tan efectivo. Un sistema que ha conseguido regular y limitar el libre comercio en favor de la clase trabajadora, corrigiendo las desigualdades sociales que, una vez más, el sistema capitalista ha generado y sigue generando.
La anterior frase es del nefasto nuevo Presidente de los EEUU Donald Trump. ¿Alguien me puede argumentar que la frase anterior no pueda ni deba ser asumida por la socialdemocracia occidental? La socialdemocracia se ha vuelto tan postmoderna y ha caído tan profundamente en la trampa de la individualización del ciudadano que la Derecha Liberal le ha tendido, que se ha olvidado de quien es el principal objeto de su defensa: el anterior obrero ahora trabajador.
Toda la socialdemocracia occidental, desde el Partido Demócrata hasta el PSOE pasando por el PS francés o el Partido Laborista, se ha puesto del lado de los empresarios en la Gran Crisis Financiera dejando la defensa del trabajador a la extrema derecha que lo está aprovechando a la perfección.
Sorprende que los socialdemócratas occidentales, con todos los asesores que deben estar pagando para ganar elecciones, no lo vean. Sorprenden las contradicciones en las que caen los ingenuos progresistas, que huyen de las connotaciones socialistas como de la peste, cuando critican el mandato de Trump al “nuevo secretario de Comercio, Wilbur Ross, de usar todas las herramientas disponibles para poner fin a los abusos comerciales” en la noticia titulada El giro proteccionista de Trump pone en riesgo el sistema multilateral. ¿Ahora resulta que los abusos no se deben corregir sino que se deben promocionar? ¿Por qué la socialdemocracia occidental defiende un sistema en el que no hay condiciones básicas similares entre EEUU y la UE frente a China, México…? ¿Cómo se puede asumir y defender un dinamismo exportador de las empresas españolas amparado en el descenso de los costes laborales, tal y como explica la editorial del suplemento Negocios de El País sobre los resultados del Barómetro de Empresas del pasado 29/01/2017?
Si el socialismo ha acabado siendo una utopía, el libre mercado de competencia perfecta también lo es. Por tanto, que la Izquierda deje de defender la utopía de la Derecha porque la Derecha nunca defenderá la utopía de la Izquierda.