Al PP y al PSOE le convienen elecciones al Parlament de Catalunya ya

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El programa de sátira política, que se emite en TV3, Polonia emitía un tweet que, más o menos, decía: “hola realidad, frene un poco que tenemos que trabajar”. Un telespectador del programa 23/24 de análisis político, que se emite en el canal 3/24 de la TV3, emitía otro tweet diciendo que la política catalana actual es mejor que dos telenovelas de TV3.

Los rifirrafes entre los partidos independentistas, los puñaladas entre los líderes políticos, los quiebros de cintura, las salidas de tono de las líderes de la ANC y Omnium y las “supuestas” broncas de Artur Mas a estas dos señoras por ir tan rápido son un drama digno de una gran y épica miniserie para a TV.
Desde la campaña electoral del 25/11/2012 llevamos discutiendo sobre cómo se tendría que realizar una consulta para que los ciudadanos catalanes pudieran decidir sobre el futuro político de Catalunya.

Desde el 12/12/2013, fecha que se acuerda la pregunta y el día, llevamos discutiendo sobre si se podrá realizar la consulta sobre el futuro político de Catalunya o no, de acuerdo al marco legal vigente. Además se añade el debate sobre la pregunta en sí misma.

El 26/09/2014 se publica en el DOGC la Ley 10/2014 de “Consultes populars no referendàries i d’altres formes de participación ciutadana” y el 27/09/2014 el Presidente de la Generalitat firma el Decreto de convocatoria de la consulta para el 9 de noviembre que, el siguiente lunes, el Gobierno de Mariano Rajoy recurre al Tribunal Constitucional y tanto la ley como el decreto pasan a ser suspendidos cautelarmente. Todos los partidos que han apoyado la consulta del 9N se mantienen unidos discutiendo cual es el siguiente paso a dar.

El 14/10/2014 el President de la Generalitat reconoce que la consulta del 9N no se va a poder celebrar y propone unilateralmente un sucedáneo de consulta, enmarcado dentro del concepto “proceso participativo”. El resto de partidos que apoyaban la consulta original se desmarca, en mayor o menor medida, y se abre otro debate sobre si hay que apoyar este sucedáneo liderado del Presidente Mas, si hay que favorecer la participación e ir a votar, si es mejor un adelanto electoral con unas elecciones autonómicas…

Además, durante estos dos eternos años de discusión nacional el gran error que creo que ha conducido al fracaso de la consulta original ha sido la fusión entre el hecho de querer votar con el hecho de votar sí-sí. Desde España está confusión se ha llevado a cabo desde el primer día llamando a la consulta referéndum y desde Catalunya está confusión se ha ido alimentando conforme pasaban los días por la ilusión, a veces inocente rayando lo ingenuo, que generaba tanta participación en las Diadas. Pruebas de ello son las consignas que se gritaban en la última Diada o que el President Mas siempre haya tenido que acabar corrigiendo el ímpetu de las líderes de la ANC y Omnium (aconsejo mirar los discursos de la manifestación del pasado 19/10/2014 en Pl. Catalunya exigiendo elecciones anticipadas en menos de tres meses a cambio de apoyar el sucedáneo y las declaraciones posteriores de las mismas líderes el día después en el programa “Els Matins” de TV3 en la entrevista que les hizo la periodista Lidia Heredia, hablando con la boca pequeñita, en la que decían que ellas no le habían dado ningún ultimátum al President Mas)

Por todo ello, aunque pueda tener un discurso coherente, que no lo dudo, discrepo de las declaraciones que hizo el Sr. Iceta, secretario general del PSC, el pasado 21/10/2014 en una entrevista a El País, en las que afirmaba que “las elecciones plebiscitarias son un intento de tapar un fracaso

Yo no sé si el proceso soberanista está cansando y hastiando a los ciudadanos catalanes. Lo que sí sé es que llevamos más de dos años sin aclarar ni poder saber, sin ningún tipo de duda, lo más importante: ¿cuántos ciudadanos catalanes quieren la independencia de Catalunya?

Considero tan suficientemente importante y esclarecedor saber ese número que, por ello, es más conveniente que nunca la necesidad de convocar unas elecciones autonómicas pues son el único instrumento válido que podrá aportar solución a este problema. Y me da absolutamente igual la etiqueta que cada partido político le quiera poner a las mismas, pues el nombre es lo de menos. En el fondo, da igual que sean autonómicas o plebiscitarias, lo importante es que tanto la participación como el resultado o lo que vote cada uno de los ciudadanos no se va a poder poner en duda por ningún gobierno tanto español como a nivel internacional.

Este sucedáneo de consulta a la que nos vemos abocados se tiene que enmarcar dentro del mismo tipo de participación políticia que la ANC y Omnium vienen convocando para cada Diada. El error que siguen empeñados en cometer CDC y ERC es movilizar a los partidarios del sí por mucho que digan que los partidarios del no también pueden ir a votar y, sólo por este motivo, ya se invalidan los resultados que se obtengan dicho día. Las críticas a las que ya se está sometiendo al sucedáneo es que van a ser una especie de elecciones a la manera soviética o sin ir más lejos las elecciones norcoreanas, donde ganaba una opción con el 90% de los sufragios. Los partidarios del no ya han dicho, por activa y por pasiva, que no van a participar en esta nueva intentona.

Por lo tanto, creo que, ahora más que nunca, es necesario convocar elecciones. Es la única manera legal y sin ningún atisbo de duda para saber cuál es la fuerza real del independentismo en Catalunya. Va bien que tanto ERC como CDC, Unió se descolgará, se presenten a la sociedad catalana con un punto bien claro como es el proclamar la Independencia de Catalunya si ganan. Esta claridad provocará una reacción en cadena tal que, si el Gobierno de Mariano Rajoy fuera inteligente (sic) y el PSOE clarividente y valiente, podría suponer un gran jarro de agua fría al independentismo en Catalunya.

Si nos fijamos en los números, en la última Diada hubo 1,8 millones de ciudadanos catalanes que, en principio, se manifestaron a favor de la celebración de la consulta. Una consulta en la que podían participar los ciudadanos de la cohorte de edad 16 – 18 años, mayoritariamente independentistas. De esos 1,8 millones de ciudadanos muchos de ellos también eran niños y niñas que, obviamente, aún no tienen ni tendrán derecho a voto en las próximas elecciones autonómicas. Hace unos meses, la ANC presentó en el Parlament unas 750.000 firmas a favor de la consulta. El censo electoral catalán está conformado por unos 4,5 millones de electores. Son sólo números fríos sin ningún glamour pero… dan que pensar.

Unas elecciones plebiscitarias donde el único punto a discutir acabará siendo la proclamación de la independencia de Catalunya serían lo más recomendable porque obligaría a todos los ciudadanos de Catalunya a tener que elegir. Y su participación sería obligatoria porqué si ERC y CDC ganan por mayoría absoluta sería legítimo proclamar la independencia desde el balcón del Palau de la Generalitat sin que el Gobierno de Mariano Rajoy tenga ninguna fuerza moral ni legal para impedirlo pues, está vez, habrán sido los ciudadanos los que hayan querido ser independientes. Pero esa claridad es la que, justamente, se puede volver en contra de los intereses independentistas. Hasta ahora quien realmente se ha acabado movilizando han sido los ciudadanos partidarios de la independencia. Esa claridad hará movilizar a todos aquellos ciudadanos que son partidarios del no, a todos aquellos ciudadanos que consideran que la consulta no va con ellos. Y si a los ciudadanos de Catalunya se les pone contra la espada y la pared creo que, de momento, elegirán que no se quieren independizar de España. Porqué los partidarios del no, tanto en su vertiente más federal (PSC, Unió e ICV) como en su vertiente más autonómica (PP i Ciutadans) son mayoría.

Ahora bien, será de ignorantes y completamente chapuceros no ver que si ganase la opción de no proclamar la independencia de Catalunya se acaba el problema político que hay en Catalunya porqué lo que sí que es mayoría es la voluntad de cambiar la relación político-administrativa con el Estado que no España.

Y eso sin tener en cuenta cual va a ser el efecto de Podemos en la política catalana.

2 Comments

  1. De donde sacas que un pais debe admitir que una parte minoritaria de su poblacion se arrogue el derecho de modificar sus fronteras?
    Te tienes por mas democrata que el resto o estas hablando de un pulso al estad de derecho?
    Si hablas de democracia, llevemosla a su maxima expresion y dejemos que cada prvincia, cada comarca y pueblo, decida que relacion quiere tener con España y con Cataluña.

    1. Perdona pero si en unas elecciones libres y democráticas como las del 27S sale una abrumadora mayoría de diputados (unos 90) y, para mi también, de sufragios a favor de la independencia de Catalunya habrá que respetar ese resultado. Eso también es democracia. Reducir la democracia exclusivamente al imperio de la ley puede acabar derivando en fascismo y la historia está llena de ejemplos.

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