Josep Antoni entró hecho una furia en el despacho de Jordi, seguido por un Artur que intentaba por todos los medios de tranquilizarlo.
- Estoy quedando como el malo de la película – gritó – ¿Y yo qué? Nada de nada. Me prometiste el gran papel y, de momento, nada. Allí en Madrid sin saber ya qué decir.
- Josep Antoni… Ya lo sé – le respondió tranquilo Jordi – No podías conocer tu papel antes de las elecciones municipales. ¿Cómo te lo explico? Tú, tú eres como Pedro en el Barça. Muchas veces en el banquillo pero enorme en los partidos decisivos y glorioso en las finales. Y ya estamos en la final.
- Explícate – respondió intrigado Artur. Josep Antoni no decía nada.
- Vas a romper la coalición. Unió se va a desmarcar de Convergència para que todos los votantes convergentes que no son independentistas tengan una opción electoral a la que votar sin los remordimientos ni la desesperación que supondría tener que votar al PP o no participar en las elecciones más importantes de la historia de Catalunya.
- Pero son muchos años de historia – dejó ir Artur preocupado – Están en el gobierno. Eso que dices implica una crisis de gobierno.
- Vamos a ver – respondió Jordi con cierto tono de reproche – ¿Os he fallado hasta ahora? – les inquirió.
- No, no pero romper la coalición… – reflexionaba Josep Antoni.
- ¿Queréis volver a tener el poder o no?
- Sí, por supuesto – respondió la voz, que se había incorporado a la reunión.
- Pues entonces… confiar en mí.
- Vale, vale.
- Primero gestionas la crisis de gobierno echando a los de Unió, quedándote solo en el gobierno. Segundo, te centras en liderar la gestión de la elaboración de una lista electoral unitaria.
- Otra vez – se quejó Artur – si teníamos el debate cerrado.
- Sí, otra vez. Porque vas a hacer que cada vez haya menos apoyos. La lista unitaria está al caer y la formaréis sólo ERC y CDC. De los cinco partidos pro – consulta ahora ya sólo quedaréis dos.
- ¿Y la CUP? – preguntó Josep Antoni.
- A los ingenuos de la CUP se les invita a marchar de la lista para que se den de hostias por la izquierda con Podemos e ICV. Por tanto, nos sacamos otro apoyo a la lista. La lista. Será una obra maestra. Para empezar tú, Artur, no la vas a encabezar para no levantar suspicacias. Hay que buscar un candidato cool y progre, que no sea de ERC para mantener el sacrificio equidistante que tú has hecho. Un tío guapo y sexy. Una persona instruida que, sobre todo, no sea de ERC. Tiene que venir de otro ámbito.
- ¡Coño! El Romeva – propuso Josep Antoni recordándolo en un programa de la TV3.
- Y así jodemos a los de ICV – corroboró Artur.
- Exacto. Muy bien pensado – concluyó Jordi – La lista… La lista – seguía pensando – La lista tiene que ser un tutti frutti, rollo transversal que es lo que se lleva ahora y que queda súper moderno…
- Oye, oye pero ¿y los de ERC? – dudó por un momento Artur.
- President, usted dijo bien claro que si no veía claro que la opción independentista no ganaba las elecciones no iba a convocar las elecciones. Al fin y al cabo, usted es el único que tiene potestad para convocarlas. Lo tiene fácil. Que los de ERC le ponen pegas… pues amenaza con no convocarlas y les echa el muerto a ellos. Usted ya se ha ganado un buen capital político con lo de la consulta. No olvide nunca que es usted quien es el President.
- Sí.
- ¿Por dónde íbamos?… Ah sí, por el tutti frutti de la lista. Tiene que haber gente de todos los ámbitos de la sociedad, con un bajo o ningún perfil político. Cantantes, futbolistas, escritores… Hay que conseguir una lista lo suficientemente estrafalaria como para que muchos ciudadanos medios no la acaben tomando en serio. No la entiendan. Una lista que en Madrid se la tomen a cachondeo. Una lista lo suficientemente diversa como para que los diversos candidatos, llevados por la emoción y la inexperiencia, caigan en contradicciones cada dos por tres y los políticos les tengan que corregir.
Escribes bien. Ya nos veremos por ahí.
Saludos
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