Que los smartphones y las tablets nos han solucionado muchos aspectos de nuestra vida cotidiana y laboral es un hecho innegable. Pero el mal que ocasionan es, en proporción, mucho mayor que el bien generado.
Romper una amistad por un malentendido en un mensaje de whatsapp es mucho mayor que la oportunidad generada con la creación de un grupo de whatsapp con gente que uno hace mucho tiempo que no ve o habla con ellos. Por mucho icono que se utilice, es muy novedoso utilizar los iconos como si del Antiguo Egipto se tratase, un mensaje de whatsapp no tiene tono y, debido a la brevedad del mismo, a veces es muy difícil saber la intención con la que se ha escrito por lo que los malentendidos se generan fácilmente.
Que los ciudadanos opinen libremente es un signo de madurez democrática. Ahora bien, el supuesto mal uso de las redes sociales está acotando y poniendo límites al derecho a la libertad a través del linchamiento masivo de figuras públicas. Por lo que esos mismos ciudadanos acaban autocensurándose. Además, la simplificación del mensaje político a través de la saturación de Twitters como los de, por ejemplo, Donald Trump acaba siendo realmente nefasta para esa misma madurez democrática.
La exaltación del yo que promueve Instagram es mucho más negativa que la intención positiva de compartir e inmortalizar vivencias propias a partir de la fotografía. El cruel dictamen de los “likes” y la frustación que genera el no tenerlos se asemeja más a la arbitrariedad del Coliseo romano a la hora de dictar sentencia a los gladiadores caídos que a la supuesta racionalidad del siglo XXI.
El problema de Facebook ha sido dejar en manos de algoritmos la decisión de ordenar los contenidos en vez de tener una línea editorial cuando ha incrementado el número de personas que se informan a través de las redes sociales.
Los niños y adolescentes están prefiriendo ver jugar a otros a través de Youtube en vez de ser ellos los que quieran jugar, incentivando la pasividad más absoluta.
Por eso es muy positiva la iniciativa que han llevado a cabo dos proveedores de Apple al solicitarle por carta que se implique más en las adicciones que generan en los adolescentes el uso de los smartphones y tablets.