El 8 de marzo de 2018 fue una manifestación propia del siglo XXI. Mucha gente, mucho tweet, mucho whatsapp y ya está.
Este 8 de marzo ha sido igual que el 31 de diciembre de 1999. Dos fechas en las que se supone que iba a cambiar el mundo y que, una vez pasada, el mundo ha seguido girando en la misma dirección. Nada ha cambiado. Y esto teniendo en cuenta que el feminismo había encontrado, por fin, una reivindicación por la que luchar: la brecha salarial.
El problema está en que se ha enfocado mal la reivindicación.
¿Acaso sólo nos vamos a contentar con que Matt Smith done la diferencia de sueldo respecto a Claire Foy al movimiento Time’s Up?
La brecha salarial afecta al coste laboral, que es el principal coste que tienen las empresas. Además, la lucha por la brecha salarial recuerda demasiado a las luchas obreras y, por tanto, es más difícil de llevar a cabo en esta Sociedad donde hay que flexibilizarlo todo. ¿Para qué luchar? Que los politicos aprueben una ley y problema resuelto.
Y, efectivamente, el problema ya está resuesto porque la ley ya está aprobada. Tenemos la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, cuyo objeto es “hacer efectivo el derecho de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, en particular mediante la eliminación de la discriminación de la mujer, sea cual fuere su circunstancia o condición, en cualesquiera de los ámbitos de la vida y, singularmente, en las esferas política, civil, laboral, económica, social y cultural”.
Por tanto, no hace falta luchar por la brecha salarial porque ya se luchó y ya se consiguió la reivindicación. Se trata de aplicar la ley, aprobada en 2007. Tal y como ha hecho el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía condenando a una empresa a pagar 35.000,00 euros a una trabajadora por discriminación salarial el pasado 24 de marzo de 2018 o como ha hecho el Juzgado de lo social número 7 de Las Palmas condenando a una empresa por negarle a una trabajadora compensaciones que le correspondía al estar de baja por maternidad.
La lucha para conseguir la verdadera igualdad entre hombres y mujeres se debe dar en el ámbito doméstico, en el ámbito familiar. A nivel de Sociedad, ya se ha conseguido. ¿Qué se puede mejorar? Por supuesto. Pero ya están aprobadas las leyes, los programas… Es en casa donde más cuesta luchar por la igualdad debido a frases como “ya lo hago yo”, “déjalo estar” o los comentarios jocosos sobre las estúpidas polémicas sobre si hay que decir “portavozas” o no.