Podemos llegar a comprar el motivo por el que Pablo Casado nominó a Cayetana Alvarez de Toledo como candidata del PP por Barcelona razonando que cualquier ciudadano de España se podría tener que presentar en cualquier parte de España.
Lo que pasa es que, como siempre, hay un pero.
El problema concreto de Cayetana Alvarez de Toledo es que en la democracia representativa y parlamentaria los ciudadanos de una circunscripción eligen a un diputado para que les represente en el Parlamento. Por tanto, a ese diputado se le debe exigir cierta responsabilidad en el conocimiento del territorio por el cual se presenta para poder defender y representar mejor los intereses de los ciudadanos que lo han elegido.
Hoy por hoy, en Catalunya es más necesario que nunca empezar a construir, desde cero, unos cimientos lo suficientemente fuertes para asentar los pilares de unos nuevos puentes que permitan generar y fluir el necesario diálogo entre las instituciones y los gobiernos democráticamente elegidos.
Y vista la polémica entre Cayetana Alvarez de Toledo y Santi Fisas sobre el catalán, los únicos puentes que parecen poder ser tendidos por la candidata del PP por Barcelona van a ser con el técnico de sonido para que siempre le revise los micrófonos antes de cada intervención o mitin electoral.
Querida Cayetana, Inés Arrimadas, tu rival por el voto en la Derecha en la circunscripción de Barcelona, será una incendiaria en sus declaraciones igual que tú. Pero no olvides que, cuando ella quiere, puede incendiarlo todo en catalán y esto, como decía el personaje de Antonio Banderas en Atame “es un puntito”.