La primera causa del fracaso de la negociación para la investidura de Pedro Sánchez ha sido la errónea lectura que ha hecho el PSOE de los resultados electorales del 28A según el eje ideológico.
Pedro Sánchez no puede hacer creer a la militancia socialista que, a través de la carta que envió el pasado 1 de agosto, “la victoria que obtuvimos fue clara”; que “fue un triunfo incuestionable” que permite plantearse al PSOE gobernar en solitario. Por no ser ni clara ni incuestionable, no lo fue ni la victoria en números absolutos de los partidos políticos de izquierdas.
El PSOE tiene que entender y contextualizar que los partidos estatales de izquierda han obtenido 11.213.684 sufragios. Este resultado supone haber ganado las Elecciones Generales por sólo 43.888 sufragios más que los obtenidos por PP, Ciudadanos y Vox, cuyo resultado fue de 11.169.796 sufragios. Por tanto, es un error querer transmitir a la militancia y, por extensión, a la ciudadanía que la victoria del PSOE ha sido tan clara como para plantearse y exigir un gobierno monocolor socialista. Pedro Sánchez no acepta la realidad cuando dice que un gobierno de coalición es una especie de virus del que hay que huir porque sea “inédito en nuestro país desde la restauración de la democracia”. Y, más aún, con la facilidad con la que se han conformado gobiernos de coalición, tanto en los partidos de derechas como en los de izquierdas, en la mayoría de Comunidades Autónomas.
Antes de pretender cuadrar el círculo, cosa que es imposible, y pedir e insistir en la abstención del PP y Ciudadanos ofreciendo “garantías y propuestas de país (…) que en ningún caso implicaba renunciar a nuestra agenda progresista”, Pedro Sánchez tendría que llamar a Miquel Iceta y pedirle que le explique cómo negoció el gobierno del Ajuntament de Barcelona entre el PSC y En Comú Podem, quienes acabaron aceptando los votos de 3 regidores de Ciudadanos.
¿O es que, realmente, Pedro Sánchez cree que Cayetana Álvarez de Toledo va a explicar el rueda de prensa como el PSOE y el PP han llegado a un acuerdo en, por ejemplo, políticas de igualdad y feminismo?
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