La gran partida de ajedrez en la que se ha convertido la política española va a ver como se eliminan dos piezas mediante, y aquí empiezan las conjeturas políticas para nada descabelladas, dos grandes pactos en los que el PSOE es el protagonista y los extremos los necesarios sacrificados por el bien general, superando la permanente situación de bloqueo.
La primera pieza es Albert Rivera. Ese gran bluf liberal que no ha cumplido el objetivo encomendado para substituir a los partidos nacionalistas como llaves para la gobernabilidad de España. Partiendo de la base que el PSOE volverá a ganar las elecciones ¿no será que Pablo Casado y Pedro Sánchez han pactado ir a segundas elecciones para que Rivera se hunda definitivamente y no le quede otra opción que dimitir con el fin último de que Ciudadanos vuelva a ser ese partido clave para la gobernabilidad? Es decir, el PSOE se arriesga a ir a unas segundas elecciones con la garantía de que el PP se abstendrá, en el caso de que gane el PSOE, en la segunda sesión de investidura para que Pedro Sánchez sea presidente del Gobierno.
En el otro extremo, la segunda pieza que hay que eliminar del tablero es Quim Torra. El inútil y desesperante President de la Generalitat tiene sumida en el bloqueo permanente a Catalunya. Y sin Catalunya no se puede gobernar España, tal y como ha comprobado el PP con la moción de censura que echó a Rajoy y con sus malos resultados en las elecciones 28A, y tal y como sabe muy bien el PSOE, que no puede gobernar España sin unos buenos resultados del PSC. Aquí el pacto que se está gestando entre el PSOE y ERC es mucho más delicado porque el PSOE debe tener la paciencia necesaria y asegurarse que ERC no quede como una traidora a la causa independentista. Unos muy buenos resultados de ERC muy por encima de los resultados electorales de Junts per Catalunya permitirían a ERC tener la excusa perfecta para romper el gobierno de coalición en Catalunya y obligar al President Torra a convocar elecciones autonómicas, con la esperanza de conseguir nuevas y diferentes mayorías que desbloqueen, de una vez por todas, el conflicto político catalán.
Tal y como escribía Maquiavelo “Una ciudad habituada a vivir libre, y que uno quiere conservar, se contiene mucho más fácilmente por medio del inmediato influjo de sus propios ciudadanos que de cualquier otro modo”