Frozen 2: camino a la libertad

Frozen 2 es un largometraje con un mensaje feminista muy potente que descarrila por completo cuando mete en calzador aspectos que no son feministas.

Fui a ver Frozen 2 por la curiosidad y el morbo que despertó en mi el desconcertante artículo que escribió Nuria Labari, el pasado 5 de diciembre de 2019, titulado: “Frozen 2: Elsa no es lesbiana… y Ana es un despropósito heterosexual”. Artículo que es como el largometraje al que hace referencia: tiene un discurso muy potente cuando se centra en la relación que existe entre una concepción posesiva de la pareja y la violencia de género pero que chirría y desvaría cuando pretende ser la más progre de todas las progres políticamente correctas.

Porque lo peligroso, por sesgado e ignorante, es establecer relaciones directas entre heterosexualidad con machismo y homosexualidad con progresía y normalidad, tal y como parece desprenderse del argumento del artículo.

El matrimonio heterosexual no genera violencia de género. La violencia de género es consecuencia de una concepción patriarcal de la sociedad en tanto que centra el eje de su existencia en no tratar a la mujer de igual a igual (que se lo digan a las lesbianas y sus problemas con los gays para visibilizar conjuntamente su homosexualidad) sino como una posesión, una propiedad, una mercancía donde la mujer, como sujeto pasivo, está subordinada al hombre igual que un empresario trata a un empleado; manteniendo vigente el discurso de Friedrich Engels desarrollado en su obra: El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.

Centrar toda la heterosexualidad de Frozen 2 en el tonto personaje de Kristoff y sus bobaliconas peticiones de matrimonio hace que nos olvidemos justamente de que una boda es solo una celebración y que, por tanto, tiene la importancia justa en la trayectoria vital de una pareja, tal y como nos recordaron en la Gala de los Goya 2020 Silvia Abril y Andreu Buenafuente cuando dijeron: “Dolor y Gloria”, mira, como nuestra noche de bodas

Porque Frozen 2 no va ni de bodas ni de homosexualidad. Que Elsa sea lesbiana es circunstancial y anecdótico. Lo importante del personaje de Elsa, al igual que el personaje de Woody en Toy Story 4, es que comprende que la vida que ella y su entorno creen que tiene que llevar no es la vida que verdaderamente quiere llevar. Lo importante es que ambos personajes son libres para ejercer su derecho a decidir sobre cómo quieren vivir su vida, acorde a lo que ellos creen y no según las normas que les vienen impuestas de la sociedad.

Y para ejercer ese derecho a vivir libre no hace falta ser ni homosexual ni heterosexual. Basta, simplemente, con asumir tu condición de ser humano.

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