Twitter y Facebook también son periódicos

Entre el 6 y el 9 de enero del 2021 todas las grandes redes sociales bloquearon las cuentas del Presidente Donald Trump porque todos los mensajes que lanzó en esos días incitaban a la violencia. Por lo visto, todos los mensajes anteriores eran cantos a la paz y a la reconciliación nacional.

Marck Zuckerberg bloqueaba la cuenta de Donald Trump en Facebook para impedir que usara la plataforma para «incitar a una insurreción violenta contra un gobierno elegido democráticamente» . Twitter justificaba la clausura de la cuenta de Donald Trump debido a que “después de una revisión de cerca de los tuits recientes de la cuenta @realDonaldTrump y el contexto que los rodea, hemos suspendido permanentemente la cuenta debido al riesgo de una mayor incitación a la violencia”. Como si en los primeros 11.000 tuits que emitió Donald Trump después de jurar el cargo de Presidente de los EEUU no se hubiera violado ninguno de los requisitos para publicar un tuit, según las reglas y políticas de Twitter.

Desde su entrada en la esfera política, ya incluso antes de ser proclamado candidato republicano a la presidencia de los EEUU, Donald Trump ha realizado declaraciones contra las mujeres, contra los inmigrantes latinos, contra los demócratas, contra los cargos electos demócratas, contra los activistas del movimiento Black Lives Matters… Según un análisis de The New York Times de su actividad en Twitter, Donald Trump ha atacado a sus enemigos/contrincantes en más de la mitad de los tuits que ha publicado y 1710 tweets eran a favor de teorías conspirativas y movimientos de extrema derecha como The Boys, QAnon o los asaltantes al Capitolio.

En las reglas de Twitter está escrito que “el propósito de Twitter es estar al servicio de la conversación pública”. Dichas reglas denuncian que “la violencia, el acoso y otros tipos de comportamiento similares no incentivan a las personas a expresarse y, en última instancia, disminuyen el valor de la conversación pública a nivel mundial”. Lo extraño es que no incluya a la mentira y la injuria como potenciales rebajadores del valor de la conversación pública. Facebook tiene en sus normas comunitarias la defensa del valor “Dignidad” porque creen que “todas las personas son dignas y tienen los mismos derechos. Esperamos que respeten la dignidad de los demás y no los acosen ni los degraden”. La hipocresía de Twitter y Facebook por no haber clausurado antes las cuentas del saliente Presidente de los EEUU es evidente.

El asalto al Capitolio el pasado 6 de enero de 2021 no deja de ser una consecuencia de la falsa impunidad que otorgan los multitudinarios y anónimos megáfonos que son las redes sociales. El problema está, como todo lo que rodea a cualquiera de las actividades 2.0, que pretenden suplantar las actividades analógicas/tradicionales sin respetar sus reglas. Esto no significa que dichas reglas se puedan modificar para que dicha actividad sea de más calidad, más eficiente, más ágil, más flexible, más cualquier adjetivo que se quiera colocar en esta frase para que, simplemente, sea “mejor que como se estaba llevando a cabo”. De lo que se trata es de partir de sus reglas para mejorarlas pero nunca de saltárselas como si no existieran. Si Twitter o Facebook flirtean con también ser medios periodísticos, tienen que aceptar las reglas más básicas del Periodismo y su código deontológico. Es decir, si Twitter o Facebook permiten que instituciones públicas, partidos políticos y cargos electos usen sus canales para comunicarse con la ciudadanía, tienen que tener como uno de sus principios fundamentales la no propagación de la mentira ni la difusión de noticias falsas. Por tanto, sí tienen que velar por el contenido que dichas instituciones, partidos políticos y cargos electos publican, tal y como hicieron, en un admirable ejercicio de responsabilidad periodística, las grandes cadenas de televisión norteamericanas cuando cortaron la rueda de prensa de Donald Trump el pasado 6 de noviembre de 2020 o los grandes rotativos norteamericanos cuando desmintieron sus denuncias de fraude electoral.

¿Por qué no han aplicado las redes sociales esta responsabilidad periodística? Porque ya lo dijo Donald Trump en abril de 2017: “Sin los tuits, yo no estaría aquí”. Y, seguramente, sin Donald Trump, ni Twitter ni Facebook seguirían teniendo tanta actividad ni habrían visto incrementada su cuenta de resultados de la manera en que lo han hecho a lo largo de estos últimos 4 años. Sino ¿por qué bajaron un 3% el valor de las acciones de Twitter después de cancelar la cuenta del Presidente de los EEUU Donald Trump?

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